El Frente contra los de enfrente.
Por fin aparecieron las figuras para ponerle sabor a la próxima contienda presidencial; muchos se estaban resignando a ver cómo las corcholatas hacían campaña por todo el país buscando ganarse el apoyo de los mexicanos, gastando a manos llenas los recursos públicos o el de sus inversionistas de origen desconocido.
La oposición logró organizarse gracias a la iniciativa de los ciudadanos que ven con preocupación lo que está pasando en el país en materia de seguridad, salud, educación, corrupción e impunidad para darle sustento al Frente Amplio por México
Este Frente está cerca de elegir a la persona que habrá de desafiar al cínico oficialismo. En su etapa final están un grisáceo Santiago Creel que por más que llore, grite o patalee no más no prende. Beatriz Paredes, una priísta que representa a esa vieja clase política que muchos ya no quieren volver a ver y Xóchitl Gálvez, quien ha logrado despertar las conciencias y ganarse la simpatía de muchos ciudadanos que ven en ella esa esperanza perdida, prometida e incumplida por López Obrador.
Como es normal en la partidocracia, han surgido sospechas sobre el supuesto poderío estructural de los partidos, con pretensiones de imponer a uno de sus militantes al frente del Frente para dejar fuera a Xóchitl Gálvez, lo que sería creíble en otros tiempos, aunque que si esto llegará a suceder, estarían cometiendo el más grave error político, porque si creen que arrastrarían todas las simpatías levantadas por Xóchitl, estarían siendo unos pobres ilusos dada la baja credibilidad que se han ganado a pulso entre los mexicanos, con la consecuencia de pararse solos en el precipicio electoral, porque la única persona que los puede revitalizar, meter a la competencia e incrementar sus prerrogativas es la señora X.
Los de enfrente, hasta hace mes y medio, se sentían ganadores, creían que sólo era cuestión de ponerse de acuerdo, repartiéndose el poder y sorteando un simple trámite interno para nombrar al próximo mandatario del país. Pero la realidad les estalló en la cara. Se creyeron tanto sus propias mentiras, su soberbia de todo poderosos, de ser honestos, de no mentir, no robar y no traicionar, que hoy están a punto de la fractura interna, que podría dar al traste con todas sus ilusiones y fantasías de continuidad transformadora.
Las denuncias del despilfarro público que ahora hace Marcelo Ebrard hacia su igual Claudia Sheinbaum, coinciden con la inocultable realidad descarada vista por todos en el país entre encuestas amañadas, pinta de bardas, acarreos, espectaculares, montaje de escenarios, tortas y refrescos, que solo confirman la esencia priista de Morena y sus corruptelas. Casualmente esto no hubiera sido evidenciado si Marcelo supiera que él fuera a ser el elegido. En solitario Movimiento Ciudadano sigue indeciso y agazapado esperando su mejor oportunidad.
Los partidos políticos actúan como lo que son bajo sus propios intereses; sin embargo, 94 de cada 100 electores no están afiliados a ningún de ellos en un universo de más de 93 millones de mexicanos registrados en el Padrón Electoral; es decir, 87 millones son personas apartidistas; así que, la verdadera fuerza y decisión está en manos de la ciudadanía no en los partidos políticos.